viernes, 20 de noviembre de 2015

Myths & Legends (2): Hércules y la Hidra de Lerna

Segunda ilustración dedicada a los mitos y leyendas universales.

Hoy toca el héroe por antonomasia. El modelo del que siguieron muchos y al que el género de superhéroes modernos lo debe todo... Hércules.

Hércules, o Heracles en su acepción original griega (y que significa "la gloria de Hera", tiene recochineo la cosa, como veréis a continuación) es uno de los héroes más importantes de la mitología griega. Hijo bastardo de Zeus en una de sus múltiples aventuras extraconyugales, en este caso con Alcmena, una reina mortal descendiente del mismísimo Perseo. Nacido como Alcides, el dios Apolo le llamó Heracles en honor (jajaja, que graciosete el guapito de cara) a la diosa Hera, esposa de Zeus (esa que llevaba una cornamenta de aupa). 

El caso es que Hera tenía cierta ojeriza al muchacho (vaya usted a saber los motivos), que además salió apuesto y fuerte y quiso ponerle la vida complicada desde la cuna, cuando le envió dos serpientes para que lo matasen y a las que baby Herculín estranguló confundiéndolas con sonajeros. Ya desde el principio el chaval se las ponía difíciles a la diosa, así que Hera siguió pergeñando ideas para seguir jodiendo al héroe helénico, llegando al límite de volverlo lo suficientemente loco como para que, en un arrebato de ira, matase a su mujer Megara, a sus hijos y a dos sobrinos que andaban por allí comiendo yogur griego (ahora creo que lo llaman Oikos) .

Así que, con un sentimiento de culpabilidad del tamaño de Australia, Hércules deambuló por la Hélade sin rumbo fijo y con el alma y los ánimos por los suelos, hasta que su pesaroso caminar le llevó a los dominios del Oráculo de Delfos, quién le dijo que para expiar sus pecados debía llevar a cabo 12 trabajos a las órdenes del rey Euristeo (que para colmo le había arrebatado el trono). Como supondréis, los trabajos no consistían en hacer fotocopias y llevas informes de acá para allá, además por medio estaba Hera asesorando a Euristeo de lo que debía hacer. Se trataban de una docena de tareas a cada cual peor que no nombraré aquí, pues son de todos conocidas y si no, os veis la versión de Disney o la serie de Kevin Sorbo y os hacéis unas risas.

Hércules contra la Hidra de Lerna
(por cada cabeza que le cortaba, otras dos ocupaban su lugar)

Entre trabajo y trabajo, Hércules siguió acrecentando su leyenda uniéndose a Jasón y sus Argonautas, inventando los Juegos Olímpicos y cargándose a cada monstruo mitológico que se encontraba a su paso (entonces no se llevaba lo de preservar especies en vías de extinción).

Hasta que apareció por medio Deyanira, una princesa de muy buen ver que hizo reconciliarse a Hércules con el amor. Pero Deyanira estaba prometida al dios Aqueloo, que tenía la facultad de transformarse en animales. El enfrentamiento estaba asegurado, Aqueloo se transformó en serpiente para atacar al héroe, pero claro, si de bebé pudo acabar con dos áspides de un tosido, este señor, por muy dios que fuese, no le aguantaría ni dos sopapos. Visto que no fue una buena idea, Aqueloo decidió tomar la apariencia de un toro (que se supone que es un símbolo de fuerza y virilidad en la cultura minoica y acojona más), pero ni por esas, Hércules le hizo un par de verónicas, un salto de la rana y le arrancó los cuernos, así que el diosito se fue finalmente con el rabo entre las piernas y Hércules y Deyanira pudieron por fin casarse.

El caso es que, como todos los matrimonios, los años y la rutina vuelve aburrida la relación de pareja y Hércules (que es el sumun de machoman mediterráneo), se va de pendoneo y picospardos a la primeras de cambio y no hace ascos a carne o pescado. La cornamenta ya empezaba a pesar bastante sobre la cabeza de Deyanira y los celos (fundados y con fundamento) la carcomían así que recurrió a una pócima de amor para recuperar a su hercúleo marido que no era otra cosa sino la sangre de Neso, un centauro que raptó a Deyanira para violarla a base de bien y al que Hércules mató disparándole una flecha untada en la sangre de la Hidra de Lerna (a la que podéis ver, por cierto, en la imagen). Neso, en su lecho de muerte, le entregó un frasco de su sangre a Deyanira indicándole que era una poderosa poción mág... digo de amor. 

Deyanira, desesperada por recuperar la atención de su marido, decidió untar la poción en una de sus túnicas. Como supondréis, la sangre no era poción amorosa ni hostias que lo parió, sino un veneno que penetró la piel del héroe, provocándole tal dolor y sufrimiento que no pudo acabar con ello sino terminado con su vida. Ni que decir tiene que Deyanira no tardó mucho en seguirle, presa de la culpa y atravesándose el pecho con un puñal.

Hércules fue quemado en una pira con honores de héroe y finalmente su padre Zeus decidió llevarle al Olimpo para que entrase así en el panteón reservado a los héroes y dioses (uh, esto me suena de algo)

Y esa es la historia del héroe más legendario que ha dado la mitología griega. Os dejo que hoy me he explayado bastante.

Espero que os guste la ilustración... Hasta la próxima.




sábado, 14 de noviembre de 2015

Myths & Legends (1): Beowulf y Grendel

Hoy comienzo una nueva serie de ilustraciones basadas en la mitología universal. Desde los héroes y dioses grecorromanos, hasta el superpoblado panteón hinduista, pasando por las sagas vikingas. 

Y qué mejor modo que empezar con Beowulf y Grendel.

Beowulf es un poema épico anglosajón, escrito entre los siglos VIII y XI (según datan los estudiosos) y de autor anónimo. La obra está integrada en el Códice Nowell y se encuentra conservada en la Biblioteca Británica.

Tiene dos grandes partes: la primera sucede durante la juventud del héroe que da nombre al poema, y narra cómo Beowulf (sobrino del rey de Gotland) acude en ayuda del vecino reino de Seland, quienes sufrían los constantes ataques de Grendel, un jotun (raza de seres gigantes gigantes con fuerza sobrehumana y parecidos a los trolls), y tras matarlo, se enfrenta a su terrible madre. En la segunda parte, un Beowulf ya maduro es el rey de Gotland y pelea hasta la muerte con un feroz dragón que asola sus tierras.

Su importancia en la cultura universal y anglosajona en particular ha sido considerable, considerándose incluso uno de los textos de referencia e inspiración para muchas epopeyas, novelas y leyendas posteriores así como adaptaciones a diversos medios.

El propio J.R.R. Tolkien, creador de El Señor de los Anillos y, como sabréis los más estudiados, lingüista de inglés antiguo, realizó una traducción que ha sido recientemente publicada y que incluye, además del poema épico, comentarios y conferencias que realizó sobre la obra, allá por los años treinta del siglo pasado.

Una buena oportunidad de que muchos os podáis acercar a un texto apenas conocido por estos lares (si acaso por la película de Robert Zemeckis y el cómic de David Rubín y Santiago García), pero que ha sido fundamental en la concepción moderna de la literatura fantástica.